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miércoles, 27 de mayo de 2009

Miguel Gutiérrez- semblanza


Nacido en Piura en 1940, Gutiérrez se ha convertido en uno de los novelistas más leídos y comentados del Pero. Hizo sus estudios en el colegio Salesiano de su ciudad natal y posteriormente ingresó a la Universidad Católica (1957) y luego pasó a la Universidad de San Marcos donde concluyó la especialidad de literatura en la Facultad de Letras (1967). Profesor de la Universidad de Huamanga (1968/1969), ha profesado también en la Universidad de San Marcos (1974). Posteriormente ha sido profesor por varios años en la Universidad Enrique Guzmán y Valle, La Cantuta y ha residido en China, trabajando como corrector de estilo en diferentes publicaciones en español. Actualmente está consagrado exclusivamente a la literatura. Ha publicado las siguientes novelas:
El viejo saurio se retira (1969), Hombres de caminos (1968), La violencia del tiempo (1991), La destrucción del reino (1992), Babel, el paraíso (1993), Poderes secretos (1995) y El mundo sin Xochitl (2001).
También es autor de libros de ensayos, entre ellos:
La generación del 50: un mundo dividido (1988) y Celebración de la novela. Cuando apareció la primera novela de Gutiérrez pocos advirtieron que ese texto abría una verdadera caja de Pandora, el territorio favorito de un novelista de garra lleno de conflictos y de afectos.
El viejo saurio se retira es una novela de aprendizaje en el sentido que lo son las novelas de James Joyce Retrato del artista adolescente o de Dylan Thomas Retrato del artista cachorro. Pero más que a esos dos textos, el de Gutiérrez tiene semejanza con El estudiante Torless de Robert Musil. Se trata de un conjunto de jóvenes que en una difícil maduración se enfrentan a la omnímoda religiosidad de un colegio católico en Piura. Un crítico, José Miguel Oviedo, advirtió en el momento de la aparición del libro, que había elementos comunes con la novela picaresca. Sin duda, literalmente tenía razón, pero los otros valores de la novela no fueron cabalmente percibidos. Gutiérrez traía ya en ese primer libro, una prosa diferente, nerviosa, variada, de intensidad lírica, precisamente como había sido la prosa del primer Dos Passos en los años veinte de la centuria pasada. Gutiérrez demoró bastante en entregar una segunda novela. Entretanto fundó la revista Narración en 1966 con otros escritores como Oswald Reynoso, Juan Morillo, Gregorio Martínez, Augusto Higa.
Podría decirse que la crítica peruana no se percató en los años setenta, que estaba apareciendo un novelista original. Pero cuando se publicó Hombres de caminos en 1988, ya hubo cierto consenso. Gutiérrez volvía a ocuparse de Piura, pero esta vez salía de los muros escolares y mezclaba su pluma con las clases populares, con la variedad de conflictos de campesinos con patrones, generalmente edulcorados por los escritores regionales o aparentemente olvidados en la memoria de la gente. Esa temática de Hombres de caminos será desarrollada con más vigor en La violencia del tiempo, para muchos, la novela más interesante de Gutiérrez.
Al iniciarse los años noventa del pasado siglo ya Gutiérrez es un novelista cuajado, dueño de sus recursos expresivos y puede, mediante los artilugios de un gran creador, mezclar acontecimientos de su espacio favorito, Piura, con otros conocidos por él mediante el estudio y la información como la Comuna de París de 1870.
En La destrucción del reino vuelve Gutiérrez a esos espacios piuranos, llenos de polvo, sol y conflicto. Una pizca de nostalgia tiñe su prosa vigorosa. Babel, el paraíso, una novela muy bien lograda de Gutiérrez y no suficientemente celebrada por la crítica nacional, se ambienta en oriente, podríamos decir que en China, aunque la obra no es suficientemente explícita en ese punto. Con páginas de prosa impecable, el tema de fondo, es la metafísica del poder. Gutiérrez ha sabido trasminar su experiencia en China, el conocimiento, aunque fuere indirecto de los mecanismos del poder en una sociedad cerrada, a una parábola sobre la condición humana. Simultáneamente Gutiérrez explora la esfera de los afectos entre personas de diferentes culturas.
El mundo sin Xochitl, vuelve a los espacios de Piura. Novela de gran belleza, acabada, de gran fuerza y perfección formal. Esta vez se nos presenta una Piura en algunos aspectos misteriosa. Gutiérrez se atreve con un tema sombrío: el incesto entre hermanos y lo hace con delicadeza casi religiosa. Y el pecado, como en otras grandes novelas, se asocia a enfermedad y muerte. Al final de la novela, como en Los ríos profundos de José María Arguedas, una epidemia de peste, invade la comarca. Puesto que está en plena madurez, Gutiérrez todavía nos puede ofrecer otros logros.

Obra
Novelas
El viejo saurio se retira (1969)
Hombres de caminos (1988)
La violencia del tiempo (1991)
La destrucción de reino (1992)
Bable el paraíso (1993)
Poderes secretos (1995)
El mundo sin Xóchitl (2001)
Confesiones de Tamara Fiol (2009)

Ensayos
La generación del 50: Un mundo dividido (1988)
Celebración de la novela (1996)
Los andes en la novela peruana actual (1999)
La novela en dos textos (2002)

martes, 26 de mayo de 2009

Confesiones de Tamara Fiol (Alfaguara, 2009) Miguel Gutiérrez.


La reciente novela de Miguel Gutiérrez (Piura, 1940), Confesiones de Tamara Fiol, reconstruye la vida del personaje del título, una luchadora social limeña, a partir de las conversaciones que ella sostiene con un periodista extranjero, el corresponsal de guerra Morgan Scott Batres, enviado a nuestro país a cubrir la violencia política a inicios de los años 90. Pero las historias que Tamara cuenta abarcan tanto su entorno político (marxistas de todos los matices) como el de las generaciones previas, comenzando por la de su abuelo, un anarquista amigo de Manuel González Prada.
Así, este extenso relato (440 páginas) se convierte en una reflexión sobre el activismo y la violencia política en el Perú del siglo XX, desde las luchas por los derechos laborales y los levantamientos apristas, hasta la crueldad de las dirigentas senderistas, sobre las que Morgan escribe una crónica para Newsweek. Lo curioso es que ese retrato político se basa más en las intimidades de los personajes, las “confesiones” de sus secretos más personales, que en su experiencia partidaria. De ahí que el relato principal, sobre las relaciones de Tamara y el abogado Raúl Arancibia (aprista, comunista y fujimorista) resulte un melodrama tortuoso, lleno de vejaciones, traiciones y excesos de todo tipo.
Gutiérrez combina en su relato los personajes reales (González Prada, Mariátegui, Manuel y Delfín Lévano, etc.) con los ficticios (el fantasmal Angelo Satui, la “boba” Guillermina), y los sucesos históricos con las increíbles peripecias que, con su gran capacidad para la fabulación, inventa para los protagonistas. Pero mientras los elementos históricos apuntan hacia el desarrollo y evolución de la violencia como instrumento (tema de La violencia del tiempo), los ficticios parecen desviarse hacia ese universo decadente y artificial, como de novela gótica o de ópera decimonónica, al que a veces tiende la fantasía del autor, como en El mundo sin Xóchitl.
A esa ambigüedad e indefinición hay que sumar que ciertos relatos quedan truncos o no llegan a articularse dentro del conjunto (los amores de Morgan, por ejemplo) y también que la prosa resulta demasiado áspera y poco trabajada. Eso no le resta méritos a la valiosa reconstrucción de diversos momentos históricos, a las reflexiones políticas o al original empleo de la crónica como eje narrativo. No obstante esas virtudes, Confesiones de Tamara Fiol nos parece menos lograda que las otras novelas de Miguel Gutiérrez que hemos mencionado.(Artículo publicado previamente en La República).
Se puede leer un fragmento de la novela en La República.
Otros artículos sobre Confesiones de Tamara Fiol: Ricardo Gonzalez Vigil, Alexis Iparraguirre.Entrevistas: Andina, Pedro Escribano, Gonzalo Galarza, Carlos Sotomayor.
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miércoles, 20 de mayo de 2009

Muerte de Benedetti conmueve universo iberoamericano


Montevideo, 18 may (PL)

La muerte del poeta y escritor uruguayo Mario Benedetti conmovió los ámbitos literarios iberoamericanos, pero el dolor sísmico por su pérdida estremeció también los medios políticos de un espacio histórico-cultural que llora unánime su pérdida.Desde España, una de sus tierras de exilio, el presidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, envió a sus familiares un mensaje de pésame en que exaltó "el testimonio de una libertad esplendorosa y de una confianza inquebrantable en el ser humano" que deja Benedetti como legado.Su fallecimiento "nos deja huérfanos de uno de los escritores que mejor ha entendido la fuerza transformadora de la literatura y su capacidad para cambiar el mundo", lamentó Rodríguez Zapatero.En Cuba, donde también encontró asilo, el prestigioso intelectual fue recordado como lo que fue, un amigo de la Revolución.Benedetti no fue sólo un gran escritor y un amigo solidario; fue un infatigable trabajador de la Casa, señaló en un comunicado Casa de las Américas, cuyo Centro de Investigaciones Literarias fundó él en 1967.En Uruguay, la embajadora cubana, Marielena Ruiz Capote, confirmó que el gobierno, los escritores e intelectuales de la isla homenajearán este martes al escritor coincidiendo con la hora de su sepelio en Montevideo.La diplomática dijo que concurría a la sede del Parlamento, donde se exponen los restos de Benedetti, "para expresarle a sus familiares y amigos el momento de conmoción que vive nuestro país".Desde Venezuela, el presidente Hugo Chávez deploró "la sensible partida del escritor y poeta que fuera en vida un hombre comprometido con la causa de la humanidad".En diciembre de 2007, en ocasión de asistir en Montevideo a una cumbre del Mercosur, Chávez le impuso la Orden Francisco de Miranda en el grado de Generalísimo a Benedetti en lo que fue el último acto público al que asistió éste.Mientras, en Argentina, un comunicado de la Cancillería transmitió sus condolencias a la familia del poeta, extensivas al gobierno y pueblo uruguayos, por lo que calificó como la "irreparable pérdida de una de las más grandes figuras de las letras hispanoamericanas".La infausta noticia también impactó a Colombia, cuyo gobierno lamentó el fallecimiento de Benedetti, expresó su solidaridad con Uruguay e hizo llegar sus condolencias "a familiares, amigos e innumerables lectores".

viernes, 8 de mayo de 2009

Literatura erótica latinoamericana Canto de Sirena de Gregorio Martínez Celebración del sexo, la viveza y el rencor negroide

Por Gonzalo Valdivia, en 22 de Abril de 2009

Gregorio Martínez (Nazca, Perú, 1942) escribe su más conocida novela Canto de Sirena (1976) revalorando el ethos de la etnia negroide en el Perú. Su relato brinda continuidad al folklore, la vida en las haciendas de los peones indios y negros, el lenguaje popular y la picardía del descendiente de negros bozales Candelario Navarro, anciano de 81 años que recuerda sus aventuras sexuales, sus pendencias, su rebeldía, la interacción social con las clases privilegiadas y su vida de huaquero y peón.

Canto de Sirena

Canto de Sirena

Esta obra tuvo por carátula el cuadro de una sirena con rasgos negroides, algo tosca y sonriente, pintado por Tilsa Tsuchiya (1936-1884), artista plástica nisei que captó el ethos negro de la sensualidad de la raza afroamericana, dibujando una sirena negra, lejos del patrón de belleza occidental con que se retrata a esos seres mitológicos. El escenario es el pueblo de Coyungo en Nazca, Perú, lugar donde la creencia popular sostiene que el aullido de los zorros apaga el canto de las sirenas.

La agitada sexualidad de Candelario: Candelario tiene formación sexual de familia, cuenta con una tía Norberta, muy promiscua, y un tío músico apodado el Metreque, que le inculca los valores musicales para el sexo. Candelario tiene el Eros desbordado, ya que aún de anciano sus mayores deseos son copular y beber todo tipo de licores. Lleva un registro pormenorizado en cuadernos de todas las mujeres con quienes tuvo trato carnal, en ciudades como Acarí, Nazca, Lima.

Por momentos presume de su vigor y confiesa que todos sus oficios tuvieron que ver con el sexo. Cuando se hace pasar por brujo o curandero para hacer amarres al marido, no recibe dinero de estas mujeres, sino que cambia su servicio por sexo. La sexualidad es una necesidad muy vehemente en su interior, pues llega a enjabonar en el río a su patrona Marcela Denegri, mujer blanca que no llega a copular. Esta tarea la realiza de muchacho y también espía a esta mujer en zoofilia con un enorme perro.

Hasta la venganza tiene carácter fálico para Candelario, pues contamina a su displicente patrón Félix Denegri, quien tiraba las órdenes en papeles para que sus sirvientes los recogieran, remojando su pene en el agua cristalina que le llevaba en una garrafa. Para que el patrón no sospeche nada tenía que lavarse meticulosamente el miembro viril antes de repetir esta operación. Esta proeza del odio la llama agua de pichula, nombre vulgar en Perú para el pene, con connotación humorística.

La viveza: Los niveles de astucia de Candelario son altos y cómicos, a menudo filosofa y cavila sobre la realidad del país y del sexo. Descubre la mafia de la empresa japonesa Ajinomoto, que elaboraba su condimento blanco a base de huesos de equino y perro. También aprende a profanar tumbas y huacas prehispánicas, sacando la mejor parte del tesoro, pues acompañó al ilustre arqueólogo Julio C. Tello en excavaciones a Paracas, Pachacamac, Cahuachi y Estaquería.

Gregorio Martínez

Gregorio Martínez

Aprende a embaucar a las mujeres y ofrecerles hasta matrimonio, llegando a separarse de una por el juez, y a comer las heces de una muchacha para convencer a la madre de esta que él la quería. Cuenta con Guillermo, un sobrino suyo, que golpea al marido de una clienta suya de brujería, para que no vaya más al bulín. Tiene el deleite por la crueldad pues come carne de perro, gato y equino, lo que celebra como una hazaña en vez de considerar a los animales como seres dignos de respeto.

El relato quiere patentar la viveza de la peruanidad negra, como un valor capaz de consolidar el proyecto de nación. La obra tiene por epígrafe un comentario sobre Ica, escrito por el explorador italiano Antonio Raimondi. La novela invita al lector a descubrir Ica, las negrerías o barrios de negros que han formado una cultura propia, distinta a la urbana y a la rural andina. El autor se solidariza con su etnia pues es un escritor negroide, criado en ese contexto de la oralidad.

El rencor y la protesta: Candelario es negro, pero lleva en su ethos el proyecto de nación al identificarse con los cholos o mestizos aindiados pobres, que sufren marginación por la arbitrariedad de la oligarquía. Un episodio de pelea surge cuando Candelario derriba de un cabezazo a Pedro Gabelio, un blanco prepotente que no dejaba entrar al burdel ni a cholos ni negros por no considerarlos gente. Candelario reacciona luego de que el enorme Pedro casi lo ha dominado con dos puñetes.

Esta protesta surge por el corte de la necesidad de copular por diversión, muy enraizada en el imaginario colectivo de Nazca. El sexo es un igualador para el hombre, pues todos dependen de él en un pueblo donde todos se conocen; también es un movilizador social porque Candelario puede manosear a Marcela cuando ella se lo pide. La reivindicación surge de la marginalidad, el outsider tiene una agenda postergada de derechos que quiere hacer valer, para esto los blancos en la novela son abusivos y degenerados.

Ciudad de Nazca, Perú

Ciudad de Nazca, Perú

En el relato negro, el blanco está juzgado por la prepotencia, al igual que en el indigenismo. No se puede generalizar ni inferir como verdad absoluta, pero aún hoy en pleno 2008, negros e indios peruanos son prohibidos de ingresar a discotecas de lujo por el racismo imperante. La rebeldía del negro es el sustento a esta agresividad celebrada en la novela, que recuerda el festejo de las putas, el trago y las peleas que hacía Charles Bukowski en sus poemas, pero son contextos muy distintos.

Conclusión: Gregorio Martínez registra la voz del negro peruano en su novela Canto de Sirena para expresar con la oralidad de su raza el folklore y la vivacidad del ethos negroide que celebra el sexo, la viveza o pendejada y tiene un código de rencor latente en la conciencia de sus miembros, presto a actualizarse y estallar ante situaciones de injusticia social. La cultura popular del negro peruano conlleva una mitología lúdica y una valoración del folklore que lo hace inseparable de su razón de ser.

Imagen Libro: Andes
Imagen Autor: La Torre de las Paradojas
Imagen Nazca: Ilustrado21 en Wikipedia


Fuente: http://www.leergratis.com/literatura-erotica/canto-de-sirena-de-gregorio-martinez.html

LA NO DESCANSADA VIDA DE CARLOS OQUENDO DE AMAT

Carlos Oquendo Amat

Escrito por Miguel Arribasplata C.


El 17 de abril de 1905, nació en Puno Carlos Oquendo de Amat, bajo el signo de fragor de la lucha política y del odio a la inteligencia e imaginación. El poeta cinceló su vida asumiendo las ideas de Mariátegui, nucleándose en torno a la revista “Amauta” y militando en el Partido Socialista, fue divulgador inteligente del marxismo, sufrió carcelería y deportación, contrajo tuberculosis en El Frontón.

Es el primer poeta vanguardista que de modo precoz, (su único libro orgánico 5 metros de poemas) antes de los 20 años, escribe y se retira de la creación continua y asume su vida como una poesía misma.

El poeta y animador cultural José Ayala, ha publicado la biografía más fidedigna y de gran fervor filial y humano, que permite conocer la no descansada vida de Carlos Oquendo de Amat en su peregrinaje por el sur andino, Lima y España. De este valioso libro tomamos las notas para el comentario.

Retraído, con dosis de humor, humilde y tierno, de ojos grandes y brillantes, repartía sombras que había capturado con su delgadez. Aventurero de emociones, Oquendo de Amat fue el primero en el Perú y en Latinoamérica en escribir con el espacio, aprovechando los aportes del cine, para hacer una poesía visual, táctil, de movimiento, cosmopolita, andina y mestiza.

En completo desamparo desde los 18 años aceptó estoicamente su marginalidad, su vida fue como la “calle que está mendiga de pasos”. Rechazó a Chocano y a su soberbia, el escritor Manuel Beingolea lo acogió como a un hermano menor y destinó parte de su exiguo sueldo de bibliotecario para alimentarlo.

Reclamó amplia libertad para imaginar: “El horizonte – que hacía tanto daño – / se exhibe / en el hotel Cry // Y el doctor Leclerk / oficina cosmopolita del bien / obsequia pastillas del mar”.

El mar es un gran amor porque es sinónimo de aventura y libertad.

Yo tenía 5 mujeresY una sola queridaEl Mar

Madre es poema que más allá de toda renovación lírica, concentra un humanismo paritario con las músicas humildes, la niñez y la naturaleza. Es la ternura propia del mundo andino.

Oquendo de Amat no aceptó a trabajar como burócrata para no contaminar su subconsciente lleno de un océano de símbolos.

Por confundir la realidad con la ficción, tuvo un paso fugaz en el periódico “El Tiempo”, sus notas eran continuamente desechadas por contener insólitas metáforas en el relato de hechos delictivos triviales. Por ejemplo, acerca de un asalto nocturno escribió: “Y el apache esperaba a su víctima arropado en la neblina”. O cuando informa sobre la huelga de choferes comienza hablando de “la bufanda del chofer que era un camino alrededor del cuello proletario”. Con su cuerpo lamido por el hambre y corroído por la tuberculosis recaló en España para morir en la sierra de Guadamarra, el 6 de marzo de 1936, no vestido con camisa colorada, como quería Vargas Llosa, sino lleno de alucinaciones por vivir dar todo de sí a la humanidad oprimida. Raúl Porras Barrenechea y otros solidarios amigos atendieron su entierro. Después de ellos, no había ni una golondrina cuando se le apagaron los latidos del tiempo: “Estoy y no aquí solo toso estrellas”.

La suya fue una poesía para leer con el tacto, en la premura del inicio de la modernidad capitalista y la agonía de la semifeudalidad peruana, con versos frescos, perennes, imágenes nuevas, donde las palabras no desarrollan anécdotas, más bien nombran. Oquendo es el más grande calígrafo visual de la poesía peruana que siembra sus visiones oníricas con un verbo que transmite añoranza, ternura, voz plástica.

Lo evocamos para que Oquendo de Amat “pueda vivir en las ocho vertientes del mañana” y le obsequiamos su propio poema para saciar la eternidad de su hambre:De una cesta recién dibujada una niñasaca sus últimos panes horneados por sus manos

Fuente http://www.cajamarcaopina.com/home/content/view/4312/48/

Escrito por Miguel Arribasplata C.
miércoles
28 de mayo de 2008


Bajada de Reyes de Miguel Arribasplata Cabanillas



Prólogo
La novelística peruana contemporánea presenta variaciones bastante notorias. Después de la narrativa de la denominada gene¬ración del 50, se desarrolla por lo menos con tres variantes: la novela epigonal del 50, la propuesta por el Grupo Narración y sus seguidores y la novelística (narrativa) de referente andino. Cada una de estas variantes muestra logros visibles, pero también búsqueda no encontrada, así como a escritores de trascendencia (aun¬que no reconocidos todos como debiera ser por la limitada crítica literaria peruana, sumida siempre en la loa fácil de los favoritos o por hallarse enfangada en su discurso seudofilosófico culturalista). De los narradores más notables, puede mencionarse a Alfredo Bryce Echenique (entre los epígonos del 50 en el Perú y del BOOM lati¬noamericano en el continente) y a Miguel Gutiérrez (acaso el es¬critor más resistido por la crítica por razones que nada tienen que ver con el logro artístico, pero también el de mayor talento entre los narradores de promociones post 50, además de ser autor de valiosos textos ensayísticos) por el Grupo Narración. La novelística de referente andino aún no muestra a escritores con la solidez creativa de los dos escritores anteriormente aludidos, aún cuando hay textos novelísticos que insinúan futuros trabajos de mayor tras¬cendencia. En este panorama, habría que ubicar la presencia de las propuestas novelísticas (narrativa en general) de los escritores últimos, considerándoselas como una vertiente más que se suma a las anteriormente señaladas, más allá de que ésta no haya logrado todavía ni una obra sobresaliente ni un autor descollante.
Es de especificar, sin embargo, que la última variante de las señaladas, viene desarrollándose básicamente en la década del 90, con escritores jóvenes en el inicio del ejercicio novelístico, quienes estructuran sus obras siguiendo la propuesta de la literatu¬ra minimalista (Carver es el paradigma) y de la denominada novela negra o novela “basura” norteamericanas (Bukowski y Easton Ellis son los más notables), con excesiva propaganda en los medios de comunicación. Pero, si quisiéramos opinar objetivamente, esta ver¬tiente es la más frágil y la menos importante, al margen de que sus autores tratan de mostrar nuevas propuestas en el quehacer novelístico, incorporando en su discurso temas que antes no fue¬ron tocados con bastante interés por ninguna de las tres variantes arriba mencionadas, sino por cuanto se sitúan en una orientación excesivamente dependiente de las modas literarias angloamerica¬nas. No se trata de encontrar sólo fracasos en esta vertiente; pero es de advertir esa dependencia de la novela light y la novela “ba¬sura” americanas. Esta constatación tampoco debe llevar a creer que las dos tendencias en la narrativa última norteamericana no cuentan con excelentes exponentes y con obras de trascendencia. Citemos, como ejemplo, a Carver, Burroughs y, básicamente, Easton Ellis. AMERICAN PSYCO, por decir una opinión sumaria de una obra representativa, trasciende el marco de la novela negra para convertirse en un muestrario simbólico grotesco (que subvierte y enferma) de la condición humana que ha generado en su devenir histórico un país de “primer mundo”.
A este panorama de la novelística peruana contemporánea, viene a sumarse BAJADA DE REYES de Miguel Arribasplata, cuya narrativa la situamos en el conjunto de obras que conforman la narrativa peruana del 70 (o de la promoción de escritores peruanos contempo¬ráneos postgeneración del 50). Tras una mirada en retrospectiva, debe señalarse que Arribasplata es un escritor que ha incursionado en más de una variante de las señaladas en la primera parte de este prólogo, con lo cual demuestra una versatilidad apreciable. Empezó escribiendo cuentos en la década del 70 y 80 (TANDAL fue su primer libro de narrativa), que mostraban un referente de rasgos típicamen¬te andinos, cuyo arquetipo real se nos ocurre la norteña tierra de Cajamarca, básicamente sus zonas aldeanas; luego, con su novela LOS TRES ESTAMENTOS, elige el universo citadino de la vida uni¬versitaria como la realidad modelo que le permitirá elaborar el uni¬verso imaginario, donde se reconocen los trajines de la objetividad y de la subjetividad de los actores estudiantiles universitarios circunscritos en aquel referente que habría de participar, sólo en segui¬da, en la historia real de las décadas del 80 y del 90. Ya en esta novela, Arribasplata insinúa, con bastante acierto, el uso del humor y la ironía en la elaboración de los ego s experimentales (conforme a la acepción de Kundera) como también las historias ficticias del en¬tramado de las relaciones que simulan la problemática socio-políti¬ca que se dio en el contexto no sólo de La Cantuta sino, también, en las demás universidades peruanas estatales.
BAJADA DE REYES es una profundización de la temática del cosmos universitario expuesto en la novela anteriormente citada, con la salvedad de que ésta, usufructuando hábilmente los recur¬sos minimalistas y un tanto de humor negro, alcanza mayor rigor y mejor presentación tanto en la composición de las historias como también en la presentación psicológica de sus personajes-actores. El juego de azar que practican los estudiantes de la universidad reconociblemente de un referente que alude a una ciudad andina, hace de coro o telón de fondo para el desarrollo del espesor vital tanto del profesor Nito Zárate y de la angurrienta profesora Alvites, sobrenombrada Pejesapo; de Pamela, la estudiante dicharachera y diestra en el uso del sexo para conquistar furtivos y casi famélicos amantes del mundo estudiantil, así como “vivir” a expensas de los favores de docentes caóticos y pasados de edad, que no escatiman cambiar una nota aprobatoria de alguna imaginaria asignatura por un momento de sexo y placer con sus alumnas. El Viejo Poeta es la caricatura grotesca de un personaje que, como tantos de la reali¬dad real, transita en quimeras personales donde se halla ilustre y notable, aun cuando su trajín de poeta, tardío y crepuscular, no pasa de ser un intento folclórico, por decir lo menos. Nito Zárate, además de ser diestro domador de alumnitas dadivosas y necesita¬das de favores magistrales, es un ejemplo de intelectual (docente universitario) caricaturesco, que siempre lleva a flor de labios las sabias enseñanzas de algún genio (Nietzsche es en, su caso), habiéndolas revivido, se nos ocurre tras la caída del Muro de Ber¬lín y de su secuela ideológica, en recetas postmodernas con cuya posesión se siente el más notable y el más trascendente en el microcosmos universitario imaginario donde habita.
Con BAJADA DE REYES, Miguel Arribasplata ha logrado com¬poner una novela con temática importante (en razón de su intertextualidad múltiple) y un discurso que de alguna forma mues¬tra nuevos caminos para el desarrollo de la novelística peruana contemporánea, valiéndose, con destreza, de lo que en materia formal pueden ofrecer tanto la técnica de composición literaria minimalista, así como la de la novela negra, dejando para otros, acaso para los excesivamente jóvenes escritores peruanos tributa¬rios de Bukowski o Carver, para quienes sólo el transexo, la droga y la condición humana que se reconocen en un pequeñísimo sec¬tor de la sociedad peruana y no en las grandes mayorías, merecen ser consideradas como referente.

Por Julián Pérez

Fuente: http://www.utea.edu.pe/Publicaciones/Textos_Bajada.htm

"No creo en el Perú profundo" Miguel Arribasplata



Por Pedro Escribano
Fuente: La República, Lima 20/03/06

Escritor cajamarquino sostiene que la mujer es la gran olvidada en la narrativa indigenista y neoindigenista. Asimismo, dice que el tema agrario está cansado de paisaje y dolor.

Miguel Arribasplata asegura que como narrador se ubica entre dos mundos. Uno, en el espacio campesino -nació en la campiña de Cajamarca-, y dos, en el universo urbano. Así, su escritura se orienta alternativamente hacia ambos mundos. Cuando mira el campo, la protagonista de sus historias es sobre todo la mujer. Cuando aborda la ciudad, sus personajes son los inconformes y también la corruptela, la inmoralidad campeante y el mundo juvenil.


-Tu primera novela es citadina.
-Sí, me interesó el ambiente estudiantil allá por los años 70. Traté de recoger el fervor político y la afirmación de grupo de izquierda en tiempos de Velasco Alvarado. Traté de ubicarlos en su contexto, que eran las ilusiones pequeñoburguesas de los estudiantes que pensaban tomar el cielo por asalto, pensando que la revolución estaba a la vuelta de la esquina. Después mis temas dieron un giro, hacia el mundo campesino. Publiqué Tierra sin cosecha.

-Otra vez el indigenismo.
-No, yo trabajo con los postulados técnico formales de Vargas Llosa, de Faulkner y Hemingway. Si se trata del campo, me orienté básicamente con Rulfo y Vallejo. El tema agrario ya está cansado de los ismos, en este caso el neoindigenismo, que es puro paisaje y puro dolor.

-¿En qué insistes tú?
-Mi novela Obdulia de los alisos es un monólogo. El tema es la cotidianidad del ser. Es decir, el mundo interior. Particularmente me interesa la mujer como protagonista, que es la gran excluida de la novela indigenista y neondigenista. La mujer casi siempre aparece solo como reproductora, pero no como hacedora de historia.

-No te interesa la épica al modo arguediano o de Alegría.
-No. Mis personajes son de estirpe mestiza cuyo lenguaje registra dichos, refranes. Son alegres, vitales y llenos de erotismo que también forma parte de la vida del campo.

-Los tres estamentos es urbana y Bajada de reyes, también. ¿En qué difieren?
-Bajada de reyes es diferente a Los tres estamentos. En Los tres estamentos mi novela es altamente politizada, pero como un sarcasmo, como una sátira. En Bajada de reyes vuelvo a la juventud de la época de Fujimori, una juventud desideologizada, una juventud carente de ilusiones, una juventud sin asidero político y en pleno desfase con la realidad nacional, una juventud que está sin brújula y dedicada al juego. En ese ambiente, el lenguaje juega un papel importante. Para mí la obra literaria es manejo y trabajo del lenguaje.

-¿Actualmente qué estás escribiendo?
-El sol rojo de los visitadores es un proyecto que llevo quince años y lo estoy trabajando en Lima mientras ejerzo la docencia de la maestría en la universidad La Cantuta. Quiero trabajar en esta novela investigando más fuentes.

-¿Te consideras un escritor, como dicen, "andino"?
-Yo soy un escritor cajamarquino, que reside en el Ande, pero no creo en el concepto de "Perú profundo" porque con ese cuento se ha profundizado más la explotación de los andinos. Y esa polémica que hubo entre andinos y costeños me parece una polémica de zorros. Yo no tengo tiempo para esos aullidos.


Perfil

Nacimiento: Cajamarca, 1951.
Obra: Agosto todo el año (1975), Tierra sin cosecha (1978), Los tres estamentos (1986), Obdulia de los alisos (1989) y Bajada de reyes (2001).
Premios: Cuento Breve 1985 (diario La Crónica), Francisco Izquierdo Ríos 1987 (ANEA).

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