Alonso Cueto obtuvo el Premio Viracocha por El tigre blanco (1985) y el Premio Herralde por La hora azul. Hace poco un cuento suyo ha aparecido en el conjunto de relatos Hombre lobo, publicado en España bajo el sello 451 editores.
Alonso Cueto es, además de un novelista reconocido, un lector apasionado. Una prueba de ello es Sueños reales (Seix Barral, 2008), un libro en el que reúne una serie de ensayos sobre aquellos autores que han dejado huella.Correo: ¿Cómo se va gestando el libro?Alonso Cueto: Es un libro que se ha ido escribiendo a lo largo de varios años, sobre autores que me han apasionado a lo largo de mi vida y que son autores a los que siempre de alguna manera les he sido fiel. Escribir estos ensayos ha sido en el fondo dar cuenta de una de las pasiones de mi vida. Creo que la única razón por las que uno escribe es para compartir pasiones con otros. C: ¿Por qué Sueños reales?AC: Uno no puede vivir sin historias, uno no puede entender la vida sin historias. Las historias son esenciales y son un instinto natural en todos nosotros. Y una de las pruebas de esto que digo es que todas las noches soñamos dos o tres historias, que nos contamos a nosotros mismos. Es decir, los sueños son en el fondo historias que nos contamos. Es curioso que al igual que los sueños cuando se lee un gran libro uno siente que lo que se está leyendo es real. Así como cuando tú sueñas y piensas que lo que estás soñando es verdadero. De algún modo la literatura es eso, un gran sueño compartido.C: ¿De alguna manera en la elección de los autores comentados puede vislumbrarse tu particular visión de la literatura?AC: Sí, yo creo que una gran obra literaria es aquella cuyos personajes son seres complejos, contradictorios, que no pueden ser definidos fácilmente, que no pueden ser agotados. Son personajes que tienen una serie de conflictos y dilemas interiores. Nunca me han interesado los personajes unidimensionales, los fanáticos que tienen una sola línea. Y la otra característica que me parece que por lo general tiene una gran obra literaria es la calidad de la historia, la capacidad de ésta de enrumbarte en un camino donde haya juegos con la intriga, expectativa por el desenlace. En ese sentido tengo una visión más bien tradicional y clásica de la literatura. C: Uno de los que aparecen en el libro es Henry James, uno de tus autores predilectos. ¿Cómo surge tu admiración por él?AC: Nace porque cuando yo tenía 22 años llegué a España y un amigo que conocí me prestó Los papeles de Aspern, que me acuerdo estaba en una edición pequeña de Tusquets. Y recuerdo que lo leí en una sola noche. Y me sentí tan seducido por ese mundo, porque creo que un autor hace un pacto con algunos lectores en especial. Creo que el gran tema de James es el de la soledad. Y de alguna manera, como yo recién había llegado a España y me sentía tan aislado y solitario, la lectura de James me sirvió para compartir esa visión de los solitarios, de los aislados. Se creó un pacto muy especial. C: Otro autor del que escribes es el japonés Murakami...AC: Me interesa Murakami porque es un escritor que tiene pasión por contar historias, pero son historias que de alguna manera se frustran, se truncan, se resuelven en sí mismas, no concluyen y quedan como en una especie de nebulosa de la acción. Es un autor de atmósferas. Especialmente me gusta un libro: Al sur de la frontera, al oeste del sol.C: Siempre has evidenciado ser un lector apasionado, atento a lo que se está produciendo .AC: Yo creo que hay grandes autores que están en actividad. Y uno de ellos es Phillip Roth. Creo que el autor norteamericano que sigue escribiendo libros cada vez más notables es Philip Roth. Otro de ellos es Cormac McCarthy, quien también es un autor prodigioso. Y en Europa también, por ejemplo, el holandés Cees Nootebbom. Y claro, también hay libros que se descubren como Vida y destino de Vasili Grossman. Y es un éxito comercial, siendo un libro denso y largo.
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