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lunes, 15 de marzo de 2010

MURIÓ EL ESCRITOR ESPAÑOL MIGUEL DELIBES


El mundo de las letras se viste de luto. Miguel Delibes fue un escritor español, maestro de periodistas, académico de la Lengua y escritor premiado con los máximos galardones de las letras españolas, como el 'Príncipe de Asturias' y el 'Cervantes'. A sus 89 años ha fallecido el novelista español por excelencia del siglo XX que situó en el mapa las costumbres, la gente, los paisajes y los caminos de una Castilla "la vieja" (Castilla -León) olvidada por muchos. 




"El cazador que escribe", como se calificó el mismo, nació en Valladolid el 17 de octubre de 1920. Antes del estallido de la guerra civil estudió Comercio, Modelado y Dibujo. Ante la inminencia de ser movilizado se enroló como marinero voluntario en Canarias. Tras finalizar su carrera de Comercio, inicia la de Derecho y se matricula en la Escuela de Artes y Oficios, lo que le sirvió para mejorar sus dotes artísticas y ser contratado en 1941 como caricaturista en El Norte de Castilla, el diario vallisoletano por excelencia y decano de la prensa diaria española. 
A partir de ese momento, se abrieron las puertas del periodismo para un joven Delibes de apenas 21 años. Publicó su primer artículo periodístico en El Norte, titulado El deporte de la caza mayor, y obtuvo el carné de periodista profesional en 1943, tras un curso intensivo en Madrid El diario le otorgó el cargo de redactor, ocupándose de la sección dedicada a las críticas cinematográficas mientras continuaba realizando caricaturas. Dos años más tarde, obtuvo la cátedra de Derecho Mercantil, por lo que comenzó a impartir clases en la Escuela de Comercio
Dos años después de casarse con Ángeles de Castro (su mujer, su inspiración, su compañera y su apoyo) publica La sombra del Ciprés es alargada, la cual gana el Premio Nadal de 1948. 
En 1949 publica su segunda novela, Aún es de día, con numerosos recortes de la censura. Además presenta, como libro de texto para sus clases, una Síntesis de Historia de España que será retirada al curso siguiente por no comentar adecuadamente los acontecimientos de la historia española más reciente. En 1952 es nombrado director de El Norte de Castilla, que intentará convertir en una trinchera contra el régimen.
En 1950 se inició una nueva etapa en la carrera literaria del escritor: tras sufrir un brote de tuberculosis publicó El camino, su tercera novela, en la que narra el proceso que sufre un niño en el descubrimiento de la vida y de la experiencia ante la amenaza de dejar el campo y marchar a la ciudad, obra que constituye su consagración definitiva en la narrativa española de la Posguerra. En 1952, fue nombrado subdirector del diario El Norte de Castilla, por lo que sus enfrentamientos con la censura se volvieron cada vez más directos y frecuentes. El escritor abrió una etapa en la que publicaba una nueva obra de manera prácticamente anual, a saber: Mi idolatrado hijo Sisí (1953), La partida (1954), Diario de un cazador (1955) -Premio Nacional de Narrativa-, Un novelista descubre América (1956), Siestas con viento sur (1957) -Premio Fastenrath-, Diario de un emigrante (1958) y La hoja roja (1959), de contenido existencialista, donde un fotógrafo rememora su vida al borde de la jubilación. En 1962 publica Las ratas, que obtiene el premio de la Crítica. Todo ello le lleva, en 1973, a ocupar el sillón "e" de la Real Academia Española.

Tras la muerte de Franco en el 75 publicó algunos de sus libros mayores, como Las guerras de nuestros antepasados (1975), El disputado voto del señor Cayo (1978) o Los santos inocentes (1981), adaptada para el cine con éxito por Mario Camus en 1984. Conseguido el reconocimiento literario, el oficial no tardó en llegar: en 1991 recibe el Premio Nacional de las Letras Españoles y en 1993 el Premio Cervantes. Aún ganaría, en 1999, el Premio Nacional de Narrativa por El hereje, publicada el año anterior y la que se convertiría en su última novela.

Paradojas de la vida, el mismo día que terminó de escribir El Hereje, le detectaron un cáncer de colon. Él mismo escribiría: "Aunque viví hasta el año dos mil..., el escritor Miguel Delibes murió en Madrid el 21 de mayo de 1998, en la mesa de operaciones de la clínica de La Luz ( ...) El cazador que escribe se termina al tiempo que el escritor que caza. Y bien: cuando mi obra, dicho lo dicho, está concluida, y por tal la doy, veo con satisfacción que los prestigiosos editores de Círculo de Lectores y Ediciones Destino se ocupan ahora de recopilarla y reunirla en siete volúmenes. Cada volumen, además, irá prologado por un destacado estudioso de mi obra. ¿Qué hacer sino sentirme halagado y agradecido? Si mi primera novela apareció en 1948 -hace ahora sesenta años- y la última en 1998, ha sido media centuria, la segunda del siglo XX, la que me he ocupado escribiendo y publicando libros. Y siempre, con el beneplácito de mis lectores. También a ellos, y a cuantos ahora se asomen a las páginas de estas Obras completas, quiero agradecer sinceramente su benevolencia y fidelidad". (Fuente CCE.-Lima)


miércoles, 10 de marzo de 2010

Homenaje a Cronwell Jara



                                           Foto:http://www.librosperuanos.com/autores/cronwell_jara.html
Por: Ricardo González Vigil

Hace treinta años, con su extraordinario cuento “Hueso duro”, de ritmo acezante, que envuelve al lector con una atmósfera de violencia catártica pocas veces alcanzada en las letras peruanas, Cronwell Jara Jiménez (Piura, 1950) obtuvo el primer premio de cuento en el Concurso José María Arguedas (organizado por el Centro Cultural Peruano-Japonés) y despertó el entusiasmo de catadores expertos que integraron el jurado: Antonio Cornejo Polar (autor del comentario en la primera edición de dicho cuento, como también lo sería para la novela “Patíbulo para un caballo”, pocos años después) y Gregorio Martínez, conforme me lo expresaron personalmente, jubilosos de presenciar el “nacimiento” de un nuevo narrador peruano fuera de serie.

Tres décadas después, Cronwell Jara sigue cosechando laureles: recientemente, en la serie Alfaguara Infantil, se ha publicado, en un volumen bellamente ilustrado por Úrsula Jiménez, el cuento con el que ganó el primer premio en la III Bienal del Cuento Infantil Icpna 2008, organizado por el Instituto Cultural Peruano-Norteamericano. Se trata de “Ruperto, el torito saxofonista”. Un joven torito enamorado (desde que era becerrito, soñaba idealmente con una compañera que luego se concretaría en la linda becerrita Nora) y amante de la música; al tocar el saxofón inunda de amor todo lo que lo rodea. El momento culminante corresponde a la corrida en la Plaza de Acho, donde Ruperto muestra su valentía y consigue que la música (un arte del amor) se imponga sobre el arte sangriento de la tauromaquia.

En el logro de “Ruperto, el torito saxofonista” convergen varias cualidades ampliamente mostradas por Cronwell Jara en su dilatada y fecunda aventura narrativa: se adentra en la sensibilidad de los animales y en la energía vitalizante que fluye en la naturaleza entera (actúa aquí una cosmovisión animista con raíces prehispánicas y afroperuanas); celebra el amor y la alegría de existir, amenazados por el componente de violencia, injusticia y marginación que los apetitos económicos y políticos, así como los tabúes morales y religiosos han insertado en el “contrato social”; y aprecia la literatura dirigida al público infantil y juvenil, al que ha dedicado varias narraciones, cuanto más que conoce la estrecha vinculación que hay entre el relato popular de la tradición oral (con su visión mítico-mágica y su trasfondo formativo) y la imaginación infanto-juvenil. Sobre este último punto, recordemos su narración sobre el arte del fabulista por excelencia: “Esopo, esclavo de la fábula” (2007); además, con su mujer Cecilia Granadino ha recogido los cuentos maravillosos de la isla Taquile: “Las ranas embajadoras de la lluvia” (1996).

Entre el premio de 1979 y el actual, Cronwell Jara se ha impuesto en numerosos certámenes, sobresaliendo el Copé de Oro en la Bienal de Cuento de 1985. Ese reconocimiento se justifica porque se trata del cuentista peruano más dotado surgido a fines de los años 70 y durante la fructífera década del 80, el que mejor ha sabido expresar todas nuestras sangres, asumiendo la perspectiva de las mayorías nacionales. También es un poeta de consideración, autor del “Manifiesto del ocio” (2007) y del poemario “Academia de la tristeza”, del que la piurana editorial Sietevientos ha adelantado una “Antología mínima” este año. Además, ha estimulado como nadie, conduciendo talleres a lo largo y a lo ancho del país, el cultivo del oficio narrativo; entre sus discípulos, figura Pedro Ugarte Valdivia, ganador del Copé de Oro de la Bienal de Cuento 2008.
Tantos méritos justifican plenamente que la Universidad Federico Villarreal lo haya homenajeado hace dos semanas (noviembre del 2009)  por sus treinta rutilantes años de trayectoria literaria. Sirva esta nota como adhesión a dicho homenaje

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