IR A LA PÁGINA PRINCIPAL

martes, 22 de junio de 2010

Reynaldo Arenas Horna afirma que “el teatro despierta el patriotismo, el amor a lo bello”

“Con las obras infantiles estamos creando el público del ñana”, nos dice Reynaldo Arenas, el experimentado actor que nos espera los fines de semana con Juan sin miedo (C.C. Ricardo Palma, Av. Larco 770, Miraflores) y Los tres chanchitos (Teatro Larco, Av. Larco 1150, Miraflores).
A los cinco años me trajeron del Cusco a Lima. Allí perdí mis raíces pues no aprendí quechua, no me crié con el fervor del cusqueño. Felizmente, a los 25 años regresé al Cusco y fui retomando esas tradiciones. Con la película Túpac Amaru, esto se afianzó pues viajé por todas las provincias cusqueñas”. Reynaldo Arenas, el actor que les ha dado vida a varios de nuestros principales personajes históricos –El Señor de Sipán, Atahualpa, Túpac Amaru, César Vallejo y muchos más–, nos habla de su sentir andino.

Y de grande, ¿no aprendió quechua?
Estoy en eso. Le di preferencia al inglés por mis viajes (ríe).

¿Cómo se hizo actor? 
Desde chico. En el colegio cantaba en las actuaciones y compartí carpeta con Fernando Larrañaga Travesí, hijo de Elvira Travesí. Un día me invitaron a hacer de extra en La vida y pasión de Cristo. Mi infancia fue muy bonita pues compartí espacio con un poeta limeño, precoz y grande: Luis Hernández.

¿En serio? Cuénteme eso...
Me crié con él. Mi madre era la doméstica. Viví en su casa desde los nueve hasta los 16 años. Yo era un hijo más en la familia. Lucho me llevaba como seis años. Era un hombre muy versado, muy culto, un políglota; fue mi guía, mi mesías. Juntos hacíamos teatro en la casa. Cuando ingresé a la ENAD se alegró muchísimo. Luego conocí a otro extraordinario hombre, esta vez de teatro: Guillermo Ugarte Chamorro, quien me llevó a Histrión, el grupo de los hermanos Velásquez.

¿Qué representó para su carrera protagonizar el filme Túpac Amaru?
Primero, un gran reto y una gran responsabilidad. Fue mi espaldarazo a nivel internacional. Nos fuimos a festivales en Japón, Rusia, Cuba...

¿Cuánto tiene del personaje de Túpac Amaru?
Mucho. Cuando lo representé, tomé conciencia de mi posición con respecto al arte en el Perú. Hasta entonces era un hombre muy alienado, totalmente inmerso en el rock, en la moda occidental. A partir de entonces empecé a viajar por el Perú, a estudiar instrumentos andinos, a ser el embajador de mi cultura en otros países. 

Sé que tiene una hija...
Se llama Taski Accllay, que significa 'Doncella escogida’. Es una brillante cineasta que ha hecho su maestría en Estados Unidos. Se está abriendo campo en Hollywood.

Usted es izquierdista, ¿no?
Totalmente. Un socialista consecuente por convicción y por conciencia.

¿Fue consecuente enviar a su hija a estudiar con el 'enemigo’?
Es que Estados Unidos te da muchas oportunidades...

Las oportunidades del capitalismo...
(Ríe). Ella, a pesar de haber estudiado en EE.UU., es una socialista como yo.

Le creo. El problema es ser capitalista en Cuba...
(Ríe). Cuba es un país hermoso. 

Yo no he dicho lo contrario. En el cine, en la tele, usted se ha convertido en el prototipo de la 'choledad’...
Agradezco la oportunidad porque mis rasgos me ayudan, pero me molesta el estereotipo: la gente ve un negro o un cholo y piensa que es un delincuente, un drogadicto o un borracho. Nuestros héroes, excepto Túpac Amaru, son blancos.

¿Cómo ve la gente al cholo Reynaldo Arenas?
Con mucho respeto. Cada día recibo muestras de afecto. Subo a un micro y no me quieren cobrar el pasaje; voy a una panadería, pido cinco panes y me dan diez; voy al mercado a comprar una mano de platos y regreso con el cesto lleno de frutas. 

¿Cómo se lleva con sus alumnos?
Aprendo de ellos. La juventud no tiene un blasón, está solo alienada. Por eso, a mis alumnos los obligo a ir al teatro, a leer, a escuchar huainos, marineras, tonderos… basta de rock.

¿Por qué hace teatro?
Porque no solo es entretenimiento: debe educar e informar. Despierta el patriotismo adormecido, el amor a lo bello, el amor al prójimo. Por todos sus beneficios, el teatro y la cultura no deben ser gratuitos.
Autor: Gonzalo Pajares C.

lunes, 21 de junio de 2010

Murió escritor mexicano Carlos Monsiváis


MÉXICO - El escritor y ensayista mexicano Carlos Monsiváis falleció a las 13:45 horas de este sábado como consecuencia de una insuficiencia respiratoria que lo mantuvo hospitalizado desde hace más de dos meses en un nosocomio de la ciudad de México.
Considerado como “conciencia nacional” por algunos críticos, Monsiváis fue una de las voces más reconocidas en la cultura de Latinoamérica, escritor, periodista y analista.


El dramaturgo murió a los 72 años. Desde hace dos meses fue internado en un hospital de su natal Ciudad de México a causa de problemas respiratorios, específicamente una fibrosis pulmonar. Estuvo en terapia intensiva desde su ingreso, y luego de altibajos en su salud, finalmente este sábado murió.
Este irónico crítico y cronista de cualquier tema de la vida cotidiana, Monsiváis nació el 4 de mayo de 1938 en el Distrito Federal. 

Egresado de la Facultad de Economía y la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, Monsiváis rechazaba la intolerancia, la injusticia y siempre estuvo a favor de las minorías, según dijo su colaborador, el periodista Jenaro Villamil en entrevista con Milenio TV.


Su última obra


El escritor mexicano presentó en marzo su más reciente libro de crónicas "Apocalipstick", durante un acto en que lamentó que Latinoamérica no haya hecho una revisión general de su historia común, a propósito del bicentenario de su independencia.

"Lo que pudo haber sido una revisión general del bicentenario en América Latina como un todo, pese a las diversidades, se está convirtiendo (solo) en un análisis que cada país hace de su historia", dijo el novelista y ensayista nacido en 1938.

Pero Monsivais lamentó en su momento que estas se limiten a desfiles más que a una reflexión profunda sobre pasado y presente.

Monsivais dijo entonces que su libro intenta captar el alma de la capital mexicana a la que compara con una "mancha urbana que, en un descuido, llega a la frontera norte con aspiraciones de migrante ilegal" y cuyo centro está desdibujado por la aparición gradual de muchas urbes dentro de ella.

El escritor plasmó en el libro que la metrópoli mexicana, con 20 millones de habitantes, es una "danza del subempleo alrededor de los semáforos, frotadero de almas en vagón del Metro" donde sus habitantes ya no caben.

Murió José Saramago, Premio Nobel de Literatura, a los 87 años de edad


El afamado escritor portugués dejó de existir en su casa de Lanzarote, en Islas Canarias, víctima de una leucemia crónica
Imagen
Madrid (EFE). El escritor portugués y Premio Nobel de Literatura José Saramago ha fallecido hoy en su casa de Lanzarote a los 87 años de edad, a causa de una leucemia crónica, informaron fuentes de la familia.
La muerte se produjo pasadas las 13.00 horas (hora peninsular, 11:00 GMT, 06:00 hora peruana), cuando el escritor se encontraba en su residencia canaria, acompañado por su mujer y traductora, Pilar del Río.
HORAS PREVIAS
José Saramago, nacido el 16 de noviembre de 1922 en la aldea portuguesa de Azinhaga, había pasado una noche tranquila. Tras haber desayunado con normalidad y haber mantenido una conversación con su esposa, comenzó a sentirse mal y al poco tiempo falleció, han explicado a Efe las citadas fuentes.

José de Souda, que a los dos años se trasladó a vivir a Lisboa, era conocido por el apodo de su familia paterna, Saramago, que el funcionario del Registro Civil añadió tras su nacimiento.
LUCHÓ POR SUS SUEÑOS
Antes de dedicarse de lleno a la literatura, Saramago ejerció como cerrajero, mecánico, editor y periodista, pero fue en 1947 cuando hizo realidad su mayor ilusión, la de ser escritor, publicando la novela “Tierra de pecado”.

Afiliado al “Partido Comunista Portugués”: desde 1969, entre 1966 y 1975, y tras un largo silencio, publicó los poemarios “Poemas posibles”, “Probablemente alegría” y “El año de 1993”.
Tras varias novelas y textos teatrales, en 1982 le llegó la popularidad internacional con “Memorial del convento”, un prestigio que consolidó con títulos como “La balsa de piedra” (1986), la pieza teatral “La segunda vida de Francisco de Asís” (1987), “Historia del Cerco de Lisboa” (1989) y “El Evangelio según Jesucristo” (1991).
Desde 1993 trasladó su residencia a la isla canaria de Lanzarote y, tras publicar su cuarta obra de teatro, “In nomine Dei”, entró a formar parte del Parlamento Internacional de Escritores.
Ganador del Premio Camoens en 1995, ese mismo año inició la trilogía formada por “Ensayo sobre la ceguera”, “Todos los nombres” y “Ensayo sobre la lucidez”.
En 2008 comenzó a publicar su blog, “El cuaderno”, y el año pasado presentó su última novela, “Caín”.
    Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...